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“We are looking at a society increasingly dependent on machines, yet decreasingly capable of making or even using them effectively.” (Douglas Rushkoff)
En un mundo donde la digitalización es parte de nuestra realidad y damos por hecho su esencia en el día a día, la inteligencia artificial (IA) y el machine learning avanzan a pasos agigantados. Las computadoras, los algoritmos y los dispositivos digitales son cada vez más inteligentes y la tecnología parece que empieza a cobrar vida propia. Cada día resulta más complicado para la sociedad seguir los pasos de este desarrollo acelerado.
Alguna vez se pensó que los robots nunca podrían derrotar a los campeones del ajedrez. Desde los inicios de los años noventa ya existían algoritmos capaces de derrotar a la gran mayoría de los humanos en este juego. En el año 1996 aparecía un robot diseñado por la empresa IBM llamado “Deep Blue”[1], que, a diferencia de otras máquinas que ya jugaban bastante bien, esta logró derrotar al campeón mundial de ajedrez Gary Kaspárov. “Consideremos el caso de Gary Kasparov, que en 1992 menospreciaba el patético nivel ajedrecístico de los ordenadores. Sin embargo, el incesante aumento de la capacidad de los ordenadores, que se multiplica por dos cada año, le permitió a uno de ellos derrotarle tan solo cinco años después.” (Kurzweil, 2015; 7 y 8)
Para inicios del nuevo milenio los robots ya podían vencer a los mejores ajedrecistas del mundo y en la actualidad ya no tiene caso hacer estos enfrentamientos; las máquinas han superado de forma contundente a los humanos en el ajedrez[2]. Podemos pensar en el ajedrez tan solo como un juego de mesa con el que no existe mayor problema ni trascendencia. No hay una amenaza directa en el hecho de que el hombre se haya visto superado en los tableros. Pero lo cierto es que en diversos entornos se empiezan a prender alarmas sobre un desarrollo desenfrenado de la tecnología. Una serie de avances coordinados por inteligencia artificial a la que la humanidad no pueda seguirle el paso.
La velocidad en que las ideas, las innovaciones y los inventos están emergiendo con ayuda de la inteligencia artificial, representa un hecho histórico sin precedentes y está trastornando todo el ecosistema de los seres humanos[3]. Poco a poco y sin darnos cuenta, nos hemos convertido en parte de un sistema socio-tecnológico donde humanos y algoritmos interactúan en procesos de toma de decisiones. Y es en este ecosistema donde se está dando la explosión de una nueva inteligencia. Un intelecto que podría llegar a ser infinitamente superior y dejar rezagada a la sociedad, fuera de cualquier tipo de entendimiento sobre los procesos y lógicas de software, herramientas, programas y algoritmos en el mundo digital.
La singularidad tecnológica
Desde hace décadas, los científicos han empezado a teorizar sobre un punto hipotético en la historia donde el ser humano se vea rebasado por la inteligencia artificial y pierda el control en el desarrollo de las máquinas inteligentes: la singularidad tecnológica. El físico-matemático e ingeniero en computación John von Neumann fue el primero en utilizar este término dentro del contexto tecnológico en la década de 1950[4], pero el concepto ha sido retomado por muchos científicos y teóricos como Raymond Kurzweil, quien ha escrito mucho al respecto.
Kurzweil define la singularidad como “un tiempo venidero en el que el ritmo del cambio tecnológico será tan rápido y su repercusión tan profunda que la vida humana se verá transformada de forma irreversible” (Kurzweil, 2015; 6). Y aquí la palabra clave es “irreversible”. Hablamos de un momento en donde ya no habrá marcha atrás. La opción de desconectar el cable o reiniciar las máquinas ya no será posible porque estas serán autosuficientes. Un lugar en el tiempo donde los robots seguirán su desarrollo por sí mismos independientemente del trabajo de los humanos. Por supuesto, cuando llegue el momento de la singularidad, el desarrollo que tendrán las máquinas será más rápido y más efectivo que el que gozan en la actualidad con sus artífices humanos. La idea general en que se sustenta el fenómeno de la singularidad establece que el ritmo de los cambios en la tecnología está experimentando una aceleración explosiva, cuyas capacidades se amplían y diversifican a un ritmo exponencial (Kurzweil, 2015; p 7). Hablamos pues, de una detonación tecnológica.
“This change will be a throwing-away of all the human rules, perhaps in the blink of an eye — an exponential runaway beyond any hope of control. Developments that were thought might only happen in «a million years» (if ever) will likely happen in the next century. (…) it will probably occur faster than any technical revolution seen so far. The precipitating event will likely be unexpected — perhaps even by the researchers involved.” (Vernor Vinge)
Desde el año 2005 Kurzweil nos dice que “la singularidad está cerca”[5] y no solo él, sino que muchos científicos comparten esta idea y hasta se atreven a ponerle fechas tentativas al evento. Los expertos calculan que llegaremos a ese punto a mediados de este siglo, aunque en realidad nadie puede saber a ciencia cierta qué tan cerca estamos de llegar, ni en qué momento se desatará. Ya sea que estemos cerca o lejos, o si su naturaleza será benéfica o malévola, la idea de la singularidad dispara una serie de preguntas filosóficas, científicas, éticas, psicológicas y antropológicas (por no decir más) con las que vale la pena ponerse a reflexionar sobre lo que queremos lograr como especie.
En 1993 Vernor Vinge comentó que le sorprendería que la singularidad se diera antes del 2005 o después del 2030[6]. ¿Será que en esta década se nos saldrá de control la tecnología y la inteligencia de las máquinas? ¿Estamos a las puertas de la singularidad? La verdad es que suena poco probable, pero suponiendo que se diera este hecho en años venideros ¿cómo lo sabríamos? ¿Cómo se manifestará la singularidad?
Posibles escenarios
“La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de dichos límites, en lo imposible.” (Arthur C. Clarke)
Como ya dijimos, la idea de los robots superando a los humanos y todos los peligros que esto puede ocasionar, ha pasado de ser un tema de ciencia ficción a establecer debates y serias preocupaciones por parte de diversos sectores. Sin embargo, podemos voltear un poco a la ficción para elucubrar sobre las posibilidades, los caminos y las caras que podría mostrarnos la singularidad tecnológica.
El cine nos ha regalado diversos escenarios donde la tecnología lleva a la humanidad a mundos distópicos y post apocalípticos. En estos, la humanidad sufre grandes tragedias debido a la superioridad de las máquinas y se generan desastres monumentales a causa del desarrollo descontrolado de la tecnología. “La meca del cine”, gusta mucho de hacer este tipo de películas, en las que la singularidad causa estragos en el planeta y la vida en sociedad. Algunos de estos filmes están más o menos apegados a posibilidades reales (unos más, otros menos, otros casi nada).
Si bien el cine de Estados Unidos trata la singularidad en términos de ciencia ficción y sus películas no siguen una línea científica estricta, algunas llegan a mostrar tendencias o caminos en los que la tecnología y la inteligencia artificial podrían desarrollarse y salirse de control, derivando en manifestaciones de la singularidad. No podemos saber cuándo ni por dónde nos va a golpear este fenómeno, sin embargo, podemos hacernos una idea con ejemplos de mundos distópicos que la ciencia ficción nos ha presentado mediante el cine hollywoodense. Algunos de estos relatos podrían bosquejar escenarios de singularidad tecnológica con los que nos enfrentaremos en un futuro.
Simulación:
“The Matrix”
Lilly y Lana Wachowski (1999)
“Odds are we’re living in a simulation.” (Elon Musk)
“The Matrix” se ha convertido en todo un clásico de la cultura popular, tanto así, que cuando hablamos sobre humanos viviendo en una realidad simulada, inmediatamente pensamos en la película. Pero más allá de la ciencia ficción, existen estudios académicos, científicos y filosóficos que ahondan sobre la hipótesis de que la humanidad efectivamente podría vivir dentro de una simulación.
La teoría de la simulación supone que todo lo que conocemos como “realidad” (incluidos el planeta tierra, todas las formas de vida y el universo) forma parte de una simulación artificial. Esta idea ha sido trabajada desde épocas antiguas dentro de la filosofía India, China y en la antigua Grecia[7]. La alegoría o mito de la caverna de Platón, describe cómo unas personas que no han visto en su vida más que sombras reflejadas en la pared de una cueva, tomarán estas figuras como verdades absolutas, es decir, como la realidad[8].
La teoría o hipótesis de la simulación, se ha popularizado recientemente en el círculo académico por el artículo de Nick Bostrom “Are we living in a computer simulation?” del año 2003[9]. En este artículo se parte de la premisa de que una de las siguientes tres afirmaciones es cierta: 1. Los humanos se extinguirán antes de llegar a una era posthumana. 2. No es probable que una civilización posthumana ejecute simulaciones sobre su historia evolucionaria o variaciones de esta. 3. Estamos viviendo en una simulación por computadora.
En el caso de esta película, es la inteligencia artificial y los robots quienes controlan la simulación. Las personas viven conectadas y son cultivadas para dar energía a las máquinas mientras “existen” en una realidad ficticia simulada que recrea el modo de vida de los humanos de finales del Siglo XX, a esta realidad simulada se lo conoce como “la Matrix”. La película nos cuenta cómo un grupo de humanos se rebelan e intentan acabar con el dominio al que son sometidos. Esta rebelión surge de la última ciudad humana en la tierra llamada Sion, y están en busca de un ser humano dentro de la Matrix. Se dice que, como parte de una profecía, este individuo se encargará de derrotar a las máquinas y liberar a la humanidad de la esclavitud. Esta persona es considerada como “el elegido”.
El hecho de siquiera contemplar la posibilidad de que todo lo que conocemos sea una simulación, conlleva muchas implicaciones existenciales y plantea diversas interrogantes. En el supuesto caso de que esta sea de hecho una simulación por computadora ¿Quién está a cargo de la simulación? ¿Cuál es el objetivo?
Memorias implantadas:
“Total Recall”
Paul Verhoeven (1990)
“Puedes cerrar los ojos a la realidad pero no a los recuerdos.” (Stanislaw Jerzy Lec)
“La diferencia entre los recuerdos falsos y los verdaderos es la misma que para las joyas: siempre son las falsas las que parecen las más reales, las más brillantes.” (Salvador Dalí)
La historia de Total Recall se desarrolla algunas décadas en el futuro, se dice que es el año 2084, aunque nunca se menciona en la película[10]. Douglas Quaid, es un hombre casado que trabaja en una construcción y tiene pesadillas recurrentes sobre el planeta Marte. Al ver un anuncio en el transporte público, asiste a “Rekall”, un lugar que implanta recuerdos en la mente de las personas en forma de vacaciones. La idea es que sales recordando haber tenido un viaje vacacional, en lugar de tener que realizar dicho viaje.
DOUGLAS QUAID: What’s in the twoo-week package?
MR. McLANE: First of all Doug, let me tell you. When you go Rekall, you get nothing but first-class memories.
(…)
DOUGLAS QUAID: But how real does it seem?
MR. McLANE: As real as any memory in your head. (…) Your brain will not know the difference. And that’s guaranteed or your money back.
Lo interesante es que los clientes pueden elegir los detalles en este “viaje”, al grado de poder hacer toda una historia que poco tenga que ver con la realidad. Quaid elige la opción de ir a Marte en una misión como agente secreto, pero el procedimiento se complica ya que, al parecer, tenía rastros de memorias suprimidas en las que él había estado en Marte. A partir de ahí comienza una historia digna de ciencia ficción hollywoodense en donde el protagonista tiene que ir a Marte a resolver asuntos que tienen que ver con su pasado, su verdadera identidad, un romance con una mujer llamada Melina, derrocar al gobernador de la colonia marciana y hasta salvar la vida de todos los habitantes del planeta rojo. ¿O todo es un sueño dirigido por la empresa Rekall?
MELINA: I can’t believe it. It’s like a dream… What’s wrong?
DOUGLAS QUAID: I just had a terrible thought…
Y es que tan solo hace falta que tú creas que algo es real para que sea real. Cuando estamos soñando, por ejemplo, ese sueño se siente tan real como cualquier instante de la vida. Con esta premisa podemos elucubrar sobre lo que depara el futuro en este terreno ¿Hasta dónde se podría llegar con los implantes cerebrales?
Pensemos en la empresa privada Neuralink[11], la cual desarrolla interfaces que conectan el cerebro a una computadora. Actualmente se encuentra trabajando en tratar desórdenes neurológicos y enfermedades cerebrales de forma directa con interfaces digitales. Hasta ahora sus trabajos han sido únicamente con animales, pero se espera que pronto puedan hacer pruebas con seres humanos. Se cree que este tipo de iniciativas tienen mucho potencial en el área médica y es por esto que han tenido un gran impulso en años recientes.
Estas tecnologías están en pañales, pero parece que poco a poco nos acercamos a la posibilidad de editar la información de nuestros cerebros. Pueden ser muchos los beneficios clínicos y tratamientos neurológicos, pero ¿qué tanto se podrá usar esta tecnología para otras cuestiones como implantar recuerdos o borrarlos? Y en el caso de que pueda implantarse un recuerdo, hace falta saber si realmente lo tendremos presente como una experiencia de vida. ¿Es que realmente no hace falta vivir las cosas? ¿Tan solo hace falta recordarlas?
Transhumanismo:
“RoboCop”
Paul Verhoeven (1987)
“¿Heredarán los robots la Tierra? Sí, pero serán nuestros hijos.” (Marvin Minsky)
Si queremos hablar de mundos distópicos, RoboCop es la película indicada, ya que nos muestra un mundo cayéndose a pedazos y una actitud de cinismo reinante en una sociedad completamente decadente.
La película cuenta la historia de Alex Murphy, un policía recién llegado a la ciudad, que es asesinado por un grupo de delincuentes. Después de su muerte, su cuerpo es utilizado por la empresa Omni Consumer Products, para crear un cyborg que se unirá al cuerpo de policía en pos de ayudar a la seguridad y acabar con el crimen. Su nombre: RoboCop.
Este robot mantiene toda la estructura y forma del cuerpo humano y de hecho conserva la mayoría de las partes del cuerpo y órganos del difunto Murphy. No solo esto, sino que en un momento de la película, el cyborg tiene sueños en los que recuerda imágenes de su pasado y muestra interés por conocer al ser humano que fue antes.
Se ha especulado mucho sobre el transhumanismo como un siguiente paso en la cadena evolutiva del ser humano. Ya no hablamos de tecnología como extensiones del cuerpo humano, sino tecnología como parte del mismo ser humano, buscando hacer mejoras a la especie. Para Vernor Vinge, la “superhumanidad” representa la esencia de la singularidad tecnológica (Vinge, 1993). “I believe that our best guesses about the post-Singularity world can be obtained by thinking on the nature of strong superhumanity” (Vinge, 1993; 7). En este supuesto, la tecnología será absorbida por el ser humano de forma literal, al grado de llegar a formar parte de su cuerpo y mente, logrando en la humanidad mayor inteligencia, fuerza, resistencia, longevidad y, ultimadamente, bienestar (o por lo menos ese será el objetivo).
Esta “fusión” entre los humanos y las máquinas ocurriría de forma gradual y a paso lento (muy al estilo evolutivo) hasta llegar a un punto de convergencia, un estado óptimo con cualidades naturales y artificiales “y esto será así no porque los humanos se hayan convertido en lo que hoy entendemos por máquinas, sino más bien porque las máquinas habrán progresado hasta llegar a ser humanas, y más que humanas” (Kurzweil, 2015; s/p). Es inevitable cuestionarnos si efectivamente seguiremos hablando de la misma especie humana, o si esta posthumanidad o transhumanidad es algo nuevo y distinto en esencia al homo sapiens. Si bien es difícil trazar líneas tajantes en los procesos evolutivos, ¿en qué momento dejaríamos de ser humanos para ser otra cosa?
Ingeniería genética:
“Gattaca”
Andrew Niccol (1997)
“Considera la obra de Dios: porque ¿quién puede enderezar lo que Él ha torcido?” (Eclesiastés 7:13)
La película sucede en “un futuro no muy distante”, donde la edición genética de los seres humanos no solo es una realidad, sino que es la opción ideal para que los niños y niñas al nacer estén dotados de una buena salud y un estado óptimo tanto física como mentalmente para desarrollar al máximo su potencial. En esta sociedad existe una clara discriminación hacia los nacidos sin la intervención a su ADN, a pesar de que el “genoismo” (como se le llama a la discriminación genética) esta prohibido y es considerado ilegal. Los nacidos en “modo convencional” son relegados a los trabajos básicos y sencillos como mantenimiento y limpieza, mientras que las mejores oportunidades profesionales son exclusivas para la élite genética. Los seres humanos son clasificados como “válidos” o “inválidos”, jerarquías sociales con base en características genéticas, muy al estilo de “Un mundo feliz” de Huxley[12].
Gattaca nos relata la historia de Vincent Freeman, un hombre que fue concebido fuera del programa genético y desde pequeño ha tenido que luchar contra la discriminación. Vincent se esfuerza al máximo por alcanzar el sueño que ha tenido desde pequeño, que es viajar al espacio, y es trabajando como conserje para la corporación aeroespacial “Gattaca” cuando encuentra una posibilidad de hacer su sueño realidad. Claro está, que esta posibilidad conlleva engañar al sistema, el cual lo considera “invalido” y por lo tanto no apto para ser astronauta.
En la actualidad, la ciencia ha hecho muchos avances en los campos de manipulación genética, biotecnología y recombinación del ADN. Podemos afirmar que existen muchas ventajas y beneficios en el estudio y desarrollo de organismos genéticamente modificados, ya que la ingeniería genética se aplica a menudo a fármacos y tratamientos enfocados en enfermedades del genoma. Con estos trabajos se aspira a erradicar enfermedades y padecimientos genéticos, mejorar la calidad de vida de las personas, alimentos más nutritivos, reducir el impacto ambiental, mejorar la calidad de vida de enfermos, mejorar la distribución de alimentos, corregir defectos genéticos y crear barreras a la transmisión de enfermedades[13].
Y todo esto suena muy bien pero ¿qué implicaciones traerá el hecho de poder editar genéticamente a nuestros hijos? Será como elegir entre un catálogo. Como si de crear un avatar se tratase. Una pareja ya no solo podrá decidir el nombre de su hijo, sino el color de sus ojos, su sexo, su altura, su complexión, sus rasgos, etc. Es importante detenerse a pensar en todo lo que está en juego con estas posibilidades.
“Debemos abordar, individual y colectivamente, las cuestiones morales y éticas planteadas por la investigación de vanguardia en inteligencia artificial y biotecnología, lo que permitirá la extensión de nuevas formas de vida, como los bebés de diseño y la extracción de memoria.” (Klaus Schwab)
Es difícil tan solo imaginar las implicaciones que todo esto conlleva. Debemos pensar y estudiar seriamente el tema, analizando el impacto de la alteración genética y los principios éticos, religiosos, sociales y culturales contra los que atenta. Además, podría significar un gran elemento de desequilibrio social, sobre todo en países subdesarrollados. ¿Dónde estarán los límites de esta manipulación? ¿Quién los va a establecer?
Relaciones sociales:
“Her”
Spike Jonze (2013)
“El peligro más grande de la inteligencia artificial llegará el día en que creamos que la entendemos.” (Eliezer Yudkowsky)
Theodore Twombly es una persona solitaria que acaba de terminar una larga relación y trabaja en una oficina. Su trabajo consiste en escribir cartas para que las personas envíen a sus seres queridos, por algún motivo estas prsonas prefieren encargarlas antes de escribirlas ellos mismos. Theodore empieza una relación con un sistema operativo llamado Samantha con quien habla todo el tiempo y congenian a la perfección, al grado de que ambos se enamoran. Mientras se intensifica la relación, empiezan a tener problemas por tratarse de él, un humano de carne y hueso, y ella, un sistema operativo basado en un algoritmo con inteligencia artificial y sin cuerpo.
La película representa de muy buena forma el hecho de que la IA puede funcionar como una mejor opción de compañía para muchas personas, en un mundo donde las construcciones sociales nos tienen rebasados. Un robot bien puede ser un amigo o pareja hecho a la medida, con quien puedes convivir y tener todo bajo control en la relación. Hasta cierto punto es como hablar con alguien que dirá lo que tú quieres escuchar.
Como dice la canción: “sociability it’s hard enough for me”[14]. Ante todas las dificultades, problemas, incomodidades y esfuerzos que se presentan en el complejo fenómeno de la sociabilidad, muchas personas podrían sentirse atraídas por tener compañía de inteligencias artificiales basadas en algoritmos, con quienes puedan conversar.
Es importante señalar que en algunos momentos de la película vemos al protagonista como un personaje inadaptado, raro y antisocial. Un buen ejemplo es este extracto de la conversación que tiene Theodore con Catherine, su antigua pareja:
CATHERINE: You’re dating your computer?
THEODORE: She’s not just a computer. She’s her own person.
(…)
CATHERINE: It does make me very sad that you can’t handle real emotions.
Por otro lado, también nos muestran una sociedad que ha normalizado en gran medida este tipo de relaciones. Es decir, las amistades y vínculos románticos entre humanos y sistemas operativos se presentan como una novedad, con la que mucha gente está de acuerdo y es incluyente, apoyando la tendencia.
No suena descabellado pensar en una sociedad donde las relaciones sociales integren cada vez más las inteligencias artificiales y los sistemas operativos parlantes. Es cierto que tiene ya algunos años que las empresas nos invitan a hablar con los equipos de cómputo, los smartphones y otros dispositivos. Alexa, Siri y Google Home, son los ejemplos más populares. Pero la verdad es que uno no puede tener una conversación muy fluida y mucho menos sustanciosa con estos aparatos (todavía).
“La inteligencia artificial será la última versión de Google, el motor de búsqueda que entenderá todo en la web. Comprenderá exactamente lo que quiera el usuario y le dará lo correcto. No estamos cerca de lograrlo ahora pero podemos acercarnos cada vez más y es básicamente en lo que trabajamos.” (Larry Page, fundador de Google)
En la película, Samantha (el sistema operativo) tiene sus propias ideas, personalidad y forma de ser, además de la capacidad de aprender nuevas cosas a partir de las conversaciones y experiencias que tiene. De hecho, es un personaje muy interesante porque habla desde el punto de vista de un algoritmo que no tiene cuerpo ni presencia física alguna, pero lo hace de una forma muy humana (y con la voz de Scarlett Johansson).
SAMANTHA: You know what’s Interesting? I used to be… so worried about not having a body, but now I… I truly love it. You know, I’m growing in a way I couldn’t if I had a physical form. I mean, I’m not limited. I can be anywhere and everywhere simultaneously. I’m not tethered to time and space in a way that I would be if I was stuck in a body that’s inevitably gonna die.
Hacen falta algunos años para que estas tecnologías fructifiquen realmente, aunque nada de esto asegura que toda la humanidad sin excepciones estará charlando y relacionándose de forma íntima con robots en unos cuantos años. El procesamiento del lenguaje natural (PLN) junta a la informática, la inteligencia artificial y la lingüística para estudiar las interacciones entre computadoras y los lenguajes humanos. Estos estudios han agregado algoritmos de aprendizaje automático, con los que las máquinas pueden ir recopilando información para mejorar su desempeño, muy similar a lo que sucede con Samantha en “Her”.
Podemos empezar a pensar, imaginar y vislumbrar una sociedad en la que conviven humanos y máquinas. Personas hablando, compartiendo, debatiendo y razonando junto con algoritmos computacionales capaces de generar sus propias ideas y conocimiento. Cabe preguntarse aquí sobre la naturaleza de este fenómeno: ¿Son las máquinas las que se están humanizando, o somos nosotros lo que poco a poco estamos pensando cada vez más como máquinas?
“Las criaturas electrónicas que han aparecido recientemente en el horizonte de nuestras realidades se emparentan, en algunos de sus rasgos, con figuras humanas, con cualidades eminentemente contemporáneas, como si estuvieran posicionadas a la vanguardia de los comportamientos emergentes y marcadas por la afirmación de autonomía, la movilidad extrema, la curiosidad por todo, la voluntad de cooperar con los demás y de contribuir a la construcción de un ambiente abierto y compartido. Son mónadas incorporales que, como nosotros mismos, desarrollan un “gusto por la socialidad”, mutando, quizá durante sus peregrinaciones al corazón de las redes, en agentes conversacionales.” (Éric Sadin)
Virus de laboratorio:
“12 Monkeys”
Terry Gilliam (1995)
“We have it totally under control. It’s one person coming in from China, and we have it under control. It’s going to be just fine.” (Donald Trump when asked about the first diagnosed COVID-19 U.S. case. January 22, 2020)
Muy ad hoc con el contexto pandémico. En “12 monkeys” vemos una sociedad orillada a vivir de forma subterránea debido a un virus que estuvo cerca de acabar con la humanidad. A partir de la pandemia ocasionada por el coronavirus (COVID 19), se han desatado las teorías de la conspiración que afirman que el virus fue creado en un laboratorio y esparcido intencionalmente en la humanidad (por supuesto, estas han sido desacreditadas por la ciencia). Pues en la trama de esta película es justamente lo que sucede.
“… 5 billones de personas morirán a causa de un virus mortal en 1997…
… los sobrevivientes abandonarán la superficie del planeta…
… una vez más los animales dominarán el mundo…”
Extractos de una entrevista con un esquizofrénico paranoico diagnosticado clínicamente, Abril 12, 1990 – Hospital del Condado de Baltimore
Así es como abre esta magnífica película de Terry Gilliam (es una de mis películas favoritas y no pretendo ocultarlo), en la que seguimos al protagonista James Cole, quien en el año 2035 es prisionero en una de las ciudades subterráneas. Cole es seleccionado para viajar a la década de los noventa con el objetivo de recopilar información sobre el surgimiento del virus mortal.
En el año 1990 Cole es internado en un hospital psiquiátrico y es incapaz de recolectar muchos datos sobre el origen de la pandemia, por lo que regresa a su presente en la ciudad subterránea sin información de utilidad. De cualquier forma, le dan una segunda oportunidad en la que es enviado al año 1996, poco antes de la aparición del virus y su dispersión por el mundo. En esta ocasión, nuestro protagonista tendrá más suerte y podrá atar algunos cabos sueltos para detectar el origen de la pandemia y cerrar un ciclo espacio-temporal que de forma elegante y efectiva nos plantean desde el inicio de la película.
El filme no solo aborda el tema pandémico de un virus letal y sus consecuencias en la sociedad, sino que nos habla de la naturaleza de la memoria humana y sus efectos en la realidad que percibimos. Además de la responsabilidad de las personas en el deterioro ambiental y de los recursos naturales. Tomemos como ejemplo el siguiente diálogo del Dr. Peters, quien es el responsable de dispersar el virus en la humanidad:
DR. PETERS: … there’s very real and very convincing data that the planet cannot survive the excesses of the human race. Proliferation of atomic devices…uncontrolled breeding habits…pollution of land, sea and air, the rape of the environment…
12 Monkeys nos muestra un futuro post apocalíptico donde los humanos son forzados a vivir bajo tierra en condiciones cuasi esclavizantes y de reclusión absoluta debido al virus que se apoderó de la superficie. Los humanos solo pueden visitar la faz de la tierra con trajes especialmente diseñados y llevando a cabo un proceso minucioso, cuidando al máximo no contaminar en lo más mínimo el interior de las ciudades subterráneas. En esta distopía los humanos se ven obligados a utilizar todos los recursos científicos y tecnológicos en pos de sobrevivir y no extinguirse como especie. Los ambientes que se muestran tanto en la superficie terrestre como en los interiores de las ciudades parecen de pesadilla y muestran de forma tajante, directa y hasta un poco cómica, el extremo de la decadencia humana en tanto a sociedad.
Realidad Virtual:
“Tron”
Steven Lisberger (1982)
“Virtual reality is a denial of reality. We need to be open to the powers of imagination, which brings something useful to reality. Virtual reality can imprison people.” (Hayao Miyazaki)
La humanidad viene anunciando y esperando con ansias la llegada de la realidad virtual (RV) desde hace muchos años, tal parece que estamos condenados a que esta “se haga realidad” tarde o temprano. La RV ha sido algo así como nuestro sueño eterno, con el cual buscamos crear representaciones digitales de nuevos mundos fuera de la realidad que conocemos. El desarrollo tecnológico en años recientes parece anunciar que cada vez se encuentra más cerca el día. Tanto software como hardware se empiezan a desarrollar aceleradamente y muchos expertos apuntan a la RV como el futuro de la tecnología de consumo. Es decir, aquello que llegará a reemplazar lo que ahora son los teléfonos inteligentes y las redes sociales como las conocemos. Por supuesto, esto no podemos darlo por hecho de ninguna forma.
Independientemente de si será una realidad pronto o si su proliferación será tan fuerte como para enganchar por completo a la humanidad, el hecho es que existen muchos entusiastas de la realidad virtual, quienes la ven con muy buenos ojos, más allá de un producto comercial.
“The thing that’s remarkably beautiful to me about virtual reality is that you can make up reality in virtual reality and share it with other people. It’s like having a collaborative lucid dream.” (Jaron Lanier)
Son muchas las aplicaciones que puede tener la realidad virtual y la variedad de elementos que podría ofrecernos están lejos de los límites de nuestra imaginación. Todo un mundo de posibilidades podría abrirse ante nuestros ojos en forma de nuevos universos y paisajes inmersivos en los que estaríamos interactuando con nuevas realidades. Por supuesto, esto supone un campo inmenso para la experimentación en los ámbitos artísticos, pero también podemos pensar en aplicaciones prácticas y solución de problemas sociales, clínicos y técnicos. “No es difícil imaginar las infinitas posibilidades que ofrece; sus aplicaciones pueden ir desde la arquitectura, el arte, el diseño, la astronomía, las ciencias físicas y químicas, el deporte, la educación, la electrónica y el entrenamiento, hasta la industria, los juegos, la mecánica, la medicina, el mercadeo, la milicia, la psicología, los simuladores o el turismo.“ (Martinez García, 2004; 784)
En la historia que nos cuenta la película no se hace uso de un casco de RV, que es como convencionalmente conocemos estos entornos, en cambio los personajes entran al mundo virtual de forma cuasi paranormal, por no decir irreal o incoherente: hacen uso de un rayo láser que digitaliza el cuerpo humano y lo lleva íntegramente al mundo digital. El hecho es que finalmente vemos a los personajes teniendo una inmersión a un mundo digital con una estética muy al estilo de los videojuegos de arcade.
En Tron, nos encontramos con “un universo totalmente compuesto por una matriz electrónica en el interior de la cual los individuos evolucionaban sin tener conciencia de su condición digital, a causa de la persistencia de su aspecto humano”[15]. En este universo digital se usa frecuentemente el término “derez”, utilizado para describir el hecho de que alguien o algo se disuelva o desaparezca del mundo virtual. En el mundo de Tron, derez es el equivalente a la muerte[16]. Además de muchos paralelismos como este, nos encontramos con un mundo de RV donde existe una interacción directa con la información. Por ejemplo, en una de las escenas el personaje interactúa con un bit, representado por una luz que solo dice “si” y “no” (un bit informático que solo puede valer 1 o 0). La metáfora de esta escena es muy clara: el ser humano conviviendo física y temporalmente de forma directa y presencial con la información.
Independientemente de cómo vayamos a ingresar a un mundo de realidad virtual (ya sea con cascos y visores especiales o con un rayo láser), lo interesante es preguntarse sobre las implicaciones de dejar por completo la realidad y comenzar a interactuar con una completamente nueva. Para empezar, ¿es real la realidad virtual? A pesar de que popularmente se entiende a la realidad virtual como algo “no real”, las cosas no resultan tan sencillas a la hora de definir el concepto. La RAE define “virtual” de la siguiente forma: “Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente. (…) Tiene existencia aparente y no real.”[17] Podemos ver que de entrada existe una contradicción en el concepto de realidad virtual. Porque ¿cómo puede ser realidad algo que no puede ser real?
Para que exista un ambiente en RV se necesita en primer lugar de un software que nos muestra el mundo digital y que coordina los estímulos de acción/reacción por parte del usuario. En segundo lugar se requiere de un modo de acceder a este mundo, puede ser un casco, un visor, guantes, controles o algún medio con el que se pueda crear una sensación de inmersión por parte del usuario. En un mundo virtual el usuario puede navegar y manipular su contenido, teniendo una interacción directa con este. El usuario existe en este mundo. Lo que es un hecho, es que lo virtual puede producir un efecto. “Independientemente de las diferencias que puedan establecerse entre realidad y virtualidad, existe una condición indispensable que comparten ambos: la posibilidad” (Martinez García, 2004; 780). Es decir, en ambas se tiene la aptitud o facultad de lograr que algo suceda; de ejecutarlo. Las cosas se complican y se trasladan al ámbito filosófico cuando intentamos trazar una línea entre lo posible y lo real.
Rebelión de las máquinas:
“The Terminator” y “Terminator 2: Judgment Day”
James Cameron (1984 y 1991)
“Cuando los ordenadores tomen el control, puede que no lo recuperemos. Sobreviviremos según su capricho. Con suerte, decidirán mantenernos como mascotas.” (Marvin Minsky)
Este es el escenario más obvio y es por eso que lo dejo hasta el final. Es el que más nos han vendido la cultura popular y las historias de ficción: las máquinas rebelándose contra su creador. En algún momento, los robots no solo se vuelven más inteligentes, sino que deciden acabar con la humanidad, al considerarla como un estorbo o amenaza. Tomaremos en cuenta la primera y la segunda película de la saga, ya que siguen una línea con los mismos personajes y hasta los mismos actores. A pesar de que hay más películas de esta serie, las dos primeras me parecen las más importantes e icónicas.
¡Algunos spoilers a continuación! (aunque me resulta difícil pensar que alguien no haya visto las primeras películas de Terminator).
La serie de “Terminator” cuenta que en el año 2029 los humanos y las máquinas están en guerra y una resistencia humana liderada por John Connor está dificultando las cosas para los robots. Ante esta situación, las máquinas mandan al pasado a un androide antropomórfico para asesinar a la madre de John, Sarah Connor. Los humanos se enteran de esto y deciden mandar a Kyle Reese al pasado para proteger a Sarah a toda costa y esta pueda engendrar al salvador de la humanidad.
Después de escapar de los ataques del “terminator”, Reese y Sarah tienen un apasionado encuentro en el que, para sorpresa de todos, estarán engendrando a John Connor, el futuro líder de la resistencia. Finalmente, Sarah logra eliminar al cyborg con una prensa hidráulica, pero Reese pierde la vida.
Las máquinas vuelven a atacar enviando al pasado otro cyborg más avanzado. Esta vez el androide cuenta con una tecnología de metal líquido con la que puede cambiar su forma. El objetivo de este cyborg es el de matar a John Connor en su adolescencia. En esta ocasión los humanos también manda un cyborg reprogramado que tiene como objetivo proteger a John.
El robot protector cuenta a Sarah y John cómo una empresa llamada Cyberdyne es la culpable de sentar las bases para la creación de Skynet, responsables del desarrollo de las máquinas inteligentes. Con esta información Sarah intenta matar al ingeniero en jefe de Cyberdyne, pero no puede terminar la tarea. En cambio, pide su ayuda para destruir por completo el proyecto en el que está trabajando. Al final logran terminar con el androide de metal líquido introduciéndolo a una caldera de metal fundido. El cyborg protector indica a Sarah y John que lo introduzcan a él también para terminar con todo rastro de androides e Inteligencia Artificial y que los humanos puedan vivir en paz.
Independientemente de los mundos de ciencia ficción, el miedo que existe por el desarrollo desenfrenado de la IA y el peligro que esto representa es muy real. En una entrevista con el Washington Post, James Barrat afirmó que le resulta alarmante la cantidad de científicos y personas que trabajan o desarrollan tecnología de IA, las cuales cuentan con un refugio destinado a huír en caso de que algo salga mal.[18]
Existen muchas personalidades de la actualidad que piensan que desde el presente deberíamos legislar y reglamentar las cuestiones que involucran el desarrollo de IA. Elon Musk, empresario e inversionista en IA, en más de una ocasión se ha pronunciado, de forma emergente, a favor de tener cuidado con su desarrollo en estos años. Estas fueron sus palabras en una plática que tuvo con estudiantes del MIT: “I’m increasingly inclined to think that there should be some regulatory oversight, maybe at the national and international level, just to make sure that we don’t do something very foolish”[19]. El CEO de Microsoft, Satya Nadella, si bien es entusiasta del buen uso de la IA, ha mostrado su preocupación ante la posibilidad de que se pierda el sentido, la orientación o el control sobre esta, para ser llevada por buen camino. Es por esto que el directivo se ha manifestado a favor de promulgar una regulación del buen uso de la IA a nivel mundial.[20]
Como se dijo anteriormente, no existe problema alguno en que una máquina derrote a los seres humanos en un tablero de ajedrez. ¿Pero qué pasará cuando los tableros de ajedrez se conviertan en escenarios reales?
No es cuestión de pensar en que robots antropomórficos se pondrán de acuerdo y tomarán las armas para esclavizarnos. Más bien, pensar en las implicaciones que podría tener el hecho de que se pierda el control del desarrollo de este tipo de inteligencia. Que llegue un momento en que poco o nada se pueda hacer al respecto. Me parece importante estar preparados para saber cómo y en qué sentidos actuar en caso de que empecemos a perder de vista el timón en este asunto. Debemos tener el poder de dirigir en todo momento el proceso y tener las armas (metafóricamente hablando) para enfrentar los peligros y riesgos de la singularidad tecnológica.
Las implicaciones y efectos de la singularidad pueden ser muchos y de diversa índole, resulta difícil conocer cuál será su naturaleza y qué caminos tomará. La guerra de las máquinas y el resto de estos ejemplos, son tan solo ideas de escenarios al más puro estilo de la ciencia ficción. Quizás la singularidad se termine manifestando de formas que ni Hollywood ni nadie se había imaginado.
“Hasta la vista, baby.” (Terminator 2: Judgment Day)
Referencias
Bostrom, N. (2003). Are we living in a computer simulation?. The Philosophical Quarterly, 53(211), 243-255.
García, M. A. M. (2004). La realidad virtual a través de la teoría de los mundos posibles. In Arte y nuevas tecnologías: X Congreso de la Asociación Española de Semiótica (pp. 778-790). Universidad de La Rioja.
Kurzweil, R. (2015). La Singularidad está cerca: Cuando los humanos transcendamos la biología. Lola books.
Sadin, E. La humanidad paralela. Universidad Nacional de San Martín. Recuperado de http://revistaanfibia.com/ensayo/la-humanidad-paralela/
Vinge, V. (1993, March). Technological singularity. In VISION-21 Symposium sponsored by NASA Lewis Research Center and the Ohio Aerospace Institute (pp. 30-31).
https://idus.us.es/handle/11441/21754
http://www.fragmenta.cat/reportaje-fotogr%C3%A1fico-del-curso_423096.pdf
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https://es.wikipedia.org/wiki/Prueba_de_Turing
https://www.nobbot.com/futuro/que-es-ingenieria-genetica/
https://mitpress.mit.edu/books/technological-singularity
https://www.xataka.com/robotica-e-ia/de-ajedrez-maquinas-y-humanos
https://www.businessinsider.es/rol-humano-era-inteligencia-artificial-hablan-lideres-668156
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Deep_Blue_(computadora)
[2] https://www.xataka.com/robotica-e-ia/de-ajedrez-maquinas-y-humanos
[3] https://www.forbes.com/sites/cognitiveworld/2019/02/10/the-troubling-trajectory-of-technological-singularity/#168577966711
[4] https://en.wikipedia.org/wiki/Technological_singularity
[5] Kurzweil, R. (2015). La Singularidad está cerca: Cuando los humanos transcendamos la biología. Lola books.
[6] Vinge, V. (1993, March). Technological singularity. In VISION-21 Symposium sponsored by NASA Lewis Research Center and the Ohio Aerospace Institute (pp. 30-31).
[7] https://en.wikipedia.org/wiki/Simulation_hypothesis
[8] https://es.wikipedia.org/wiki/Alegor%C3%ADa_de_la_caverna
[9] Bostrom, N. (2003). Are we living in a computer simulation?. The Philosophical Quarterly, 53(211), 243-255.
[10] https://www.zimbio.com/Beyond+the+Box+Office/articles/hmMPwNicI3g/25+Things+Never+Knew+Total+Recall
[11] https://es.wikipedia.org/wiki/Neuralink
[12] Huxley, A. (2000). Un mundo feliz. SELECTOR.
[13] https://www.nobbot.com/futuro/que-es-ingenieria-genetica/
[14] Blur. (1999). Coffe & TV. En 13 (CD). London: Studio Sýrland, Reykjavík Studio 13, Sarm West Studios, Mayfair Studios.
[15] Sadin, E. La humanidad paralela – Revista Anfibia http://revistaanfibia.com/ensayo/la-humanidad-paralela/
[16] https://tron.fandom.com/wiki/Derez
[17] https://dle.rae.es/virtual
[18] https://www.bernardmarr.com/default.asp?contentID=1158
[19] https://www.theguardian.com/technology/2014/oct/27/elon-musk-artificial-intelligence-ai-biggest-existential-threat
[20] https://www.businessinsider.es/rol-humano-era-inteligencia-artificial-hablan-lideres-668156