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Impunidad, corrupción, inseguridad, crimen y violencia son algunas de las palabras que en la actualidad observamos o escuchamos con mucha frecuencia. En el México de hoy nos encontramos con ellas en todas partes.

Están desde luego en noticias cotidianas, pero también en nuestras conversaciones, en reuniones sociales, en el trabajo, etc.

Se trata de conceptos relacionados entre sí, aunque no sea de una manera muy clara. Forman parte de esa sensación de vulnerabilidad que nos acompaña con frecuencia y que constituye lo que en los medios se denomina una crisis de seguridad.

Pero también es importante mencionar que en México se han experimentado algunos avances y muestra de ello son los mecanismos creados para proteger los derechos humanos de las personas, establecer bases para la transparencia y rendición de cuentas de instituciones públicas y fomentar algunos espacios de participación ciudadana. Pero también es cierto que estos no han sido suficientes para abatir la inseguridad ni para garantizar el acceso a la justicia de las victimas tanto de la delincuencia común como violaciones a los derechos humanos. Mientras no esté garantizado el acceso a la justicia en nuestro país, no podremos construir una mejor sociedad con beneficio para los ciudadanos.

Si no se logra pronto restaurar esta situación se corre el riesgo de perder lo poco que se ha ganado con gran esfuerzo y peor aún, exponernos a una permanente condición de inestabilidad y atraso.

Y como es bien sabido en México, hemos creado un sistema que propicia la detención de miles de inocentes y la libertad de miles de responsables y cabe destacar que dentro de estos dos aspectos influyen muchos factores como el poder económico, influencias, entre otros.

“…la impunidad es un problema que crece ya que existe un gran número de delitos, no solo homicidios y desapariciones, que no tienen castigo. En algunos podemos darnos cuenta que ni siquiera se abren los procesos de investigación; en otros se abren defectuosamente que no hay modo de llegar a una solución.”

“En ese sentido creo que hay una desesperanza importante hacia los sistemas de justicia en el país”

José Ramón Cossío

Existe un sin fin de casos como el de Ayotzinapa, caso Iguala, donde nos damos cuenta de las relaciones que hay entre el estado y la delincuencia, en este caso no solo refleja la muerte de los 43 estudiantes si no las carencias nacionales y la credibilidad que también es un aspecto importantísimo.

La impunidad de una forma más concreta y formal es una excepción de castigo o escape de la sanción que implica una falta o delito.

Dicho de otra forma la impunidad es; la ausencia de un castigo para un delito que se comete, lo cual presupone necesariamente la existencia de un sistema de justicia penal y la tipificación de delitos que es posible cometer, así como de los procedimientos para determinar y sancionar a los responsables de haberlos cometido.

En el ámbito de los Derechos Humanos, se refiere a la imposibilidad de llevar a los violadores de los derechos humanos ante la justicia y, como tal, constituye en sí misma una negación a sus víctimas de su derecho a ser reparadas.

Es importante mencionar que en México el sistema jurídico que tenemos actualmente tiene muchas deficiencias como ya lo mencione anteriormente.

Por otro lado, el conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, promulgado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el 8 de febrero de 2005, define la impunidad como:

La inexistencia, de hecho o de derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de violaciones, así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria, porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación, detención, procesamiento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas apropiadas, incluso a la indemnización del daño causado a sus víctimas.

Según una nota de Forbes México, este es el segundo país con más impunidad en el mundo. El autor de esta nota, Ernesto Derbez Bautista, fue secretario de Economía y de Relaciones Exteriores durante el sexenio de Vicente Fox, de 2000 a 2003, y de 2003 a 2006, respectivamente. Su nota consiste en un estudio que dio como resultado que México ocupa el segundo lugar de 59 países más impunes, solo detrás de Filipinas, o bien nuestro país ocupa el penúltimo lugar de 193 países. El diagnóstico fue presentado por el Índice Global de Impunidad (IGI), coordinado en México por la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP) y Justicia de Puebla (CCSJ).

Nuestro sistema de justicia mexicano enfrenta, según el estudio, grandes deficiencias: 46% de la población detenida carece de una sentencia condenatoria.

La corrupción, la inseguridad y violencia al interior de los países son los efectos de la impunidad.

Según el rector de la Universidad de las Américas de Puebla afirmo: “la corrupción es el resultado de la impunidad”.

El índice enlistó a 59 países de 193 Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que contaron con información estadística suficiente en materia de seguridad, justicia y derechos humanos.

Estados Unidos, por ejemplo, ocupa el lugar 15 en materia de impunidad, España, el 17.  Alemania se ubicó en el puesto 42. Y al contrario, los países con menores niveles de impunidad fueron de Europa del este, como Croacia, Eslovenia y  República Checa, quienes ocuparon los últimos tres lugares del conteo. Estas naciones ocuparon los últimos tres lugares debido a que la Unión Europea les exige reducir este tipo de fenómenos para su ingreso al bloque económico.

¿Cómo reducir la impunidad en México?

Es una pregunta muy interesante a la cual Ernesto Derbez da una muy buena propuesta para combatir los índices de impunidad. Uno de los caminos para reducir la impunidad, según Derbez, está en reorientar los recursos a lugares que lo necesitan. Por ejemplo, capacitar mejor a los policías, que además, tienen jornadas de  24 horas, pues esto incide en su manera de procesar a las personas de forma violenta y con impunidad.

También recomendó incrementar el número de jueces, pues ellos son quienes procesan a los detenidos y, por razones como su carga de trabajo, se ven impedidos a llevar un seguimiento más detallado de los casos.

De acuerdo con el Índice Global de Impunidad, por otro lado, uno de los primeros problemas que debe atenderse es la notable insuficiencia de jueces y magistrados con que contamos para la impartición de justicia. Los datos son dramáticos: mientras que en Croacia, el país con menor impunidad identificada en el Índice, se cuenta con 45 jueces por cada 100 mil habitantes, en nuestro país hay únicamente 4 por cada 100 mil, cifra que también es cuatro veces menor al promedio de los países considerados en el Índice, el cual se ubica en 17 jueces por cada 100 mil habitantes.

Este dato permite mostrar la inconsistencia de la publicidad del Poder Judicial de la Federación, en la que se sostiene que en México se garantiza el derecho a una justicia imparcial y expedita, y la realidad relativa a que las apelaciones y los procesos judiciales tardan de tres a cinco veces más del tiempo que indica la Constitución como máximo para ser resueltos.

Pero también se tiene que mencionar que a pesar de que hay policías suficientes son pocos eficaces. El IGI muestra que en México habría 155 policías por cada 100 mil habitantes; sin embargo, estamos ante el problema de que, según los datos del INEGI, al menos 8 de cada 10 personas considera que las policías municipales son poco o nada eficaces en su desempeño; en otras mediciones, el promedio de desconfianza en las policías, en general, es de dos de cada tres personas. Frente a los datos de México, el promedio del número de policías por cada 100 mil habitantes, entre los países que integran el Índice, es de 133.

Son algunos problemas que se deben de ir trabajando sin duda alguna, pero que a muy pocos gobernantes les interesa.

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México es un país en el que la impunidad está erosionando la confianza de la ciudadanía en las instituciones y, con ello, la confianza que se tiene en la democracia como régimen de gobierno que permite la construcción de sociedades para el bienestar y la inclusión.

Otra nota similar que nos habla acerca de cómo el sistema judicial se encuentra en crisis. Es realizada por el periódico Excélsior y el autor de la nota es Mario Luis Fuentes quien también habla de estos problemas muy acertadamente.

La interpretación de los datos del Índice muestra que los países con más alto nivel de desarrollo humano, es decir, mayor educación, salud e ingresos, así como con menor corrupción y violencia, son aquellos en los que la impunidad tiene una menor presencia.

Y esto es claro ya que los gobiernos en México han tenido demasiadas deficiencias en distintos contextos, en lo político, jurídico, social, etc. Es por ello que hablar de impunidad es pensar en la urgencia de concretar la instalación correctamente, en tiempo y forma, del nuevo Sistema de Justicia Penal, el cual por primera vez obligara a la autoridad a sustentar los casos con base en evidencia científica, así respetando a plenitud los principios de presunción de inocencia, así como el derecho al debido proceso de los acusados.

En este contexto, la buena noticia consiste en señalar que México forma parte de los 12 países que pueden considerarse “a la vanguardia” de la generación de información estadística en materia de información sobre seguridad y justicia, rubros en los que sin duda tanto el INEGI como el Sistema Nacional de Seguridad Pública han avanzado de manera significativa.

Otro aspecto que tocan Juristas como Miguel Carbonell y expertas en el análisis del sistema penitenciario como Elena Azaola, han advertido que hay un abuso y una desproporción de la prisión preventiva como modelo adecuado para la impartición de justicia.

El resultado de todo este análisis es que hay un grave problema de funcionalidad del sistema de impartición de justicia, que debe de atenderse con urgencia por gobernadores dejando de lado sus intereses, que a menudo son económicos; ya que esto nos lleva a otro de los aspectos ligados a la impunidad. La corrupción; la cual no sólo no es combatida adecuadamente, sino que es el propio sistema el que la alienta y propicia su reproducción.

BIBLIOGRAFÍA

  1. México el segundo país con mas impunidad en el mundo. 2022, febrero 03. Recuperado de https://www.forbes.com.mx/tag/ernesto-derbez/
  2. Impunidad y corrupción. 2022, febrero 01. Recuperado de https://www.excelsior.com.mx/opinion/mario-luis-fuentes/2013/06/03/902157   
  3. Mariclaire, Acosta Urquidi, La impunidad crónica en México, 1ª edición, pág.10
  4. Ignacio Burgoa, Antecedentes históricos mexicanos del juicio de amparo, en EL JUICIO DE AMPARO p. 115
  5. Rabasa, El juicio de amparo en la constitución, en LEGADO CONSTITUCIONAL 1857-2007, p. 96

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