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En años recientes se han popularizado a nivel mundial los Esports, disciplinas competitivas realizadas a partir de videojuegos. Estos han tenido una gran difusión a nivel mundial y una fuerte presencia en la cultura popular moderna. De hecho, se especula sobre la posibilidad de que podamos presenciar videojuegos en futuros juegos olímpicos como parte del evento. Ante esta situación, se han cuestionado fuertemente o negado por completo las cualidades deportivas de los videojuegos. Se argumenta que los Esports nada tienen que ver con los deportes tradicionales y que no puede ser considerado deportista a aquel que se limita a presionar botones frente a una pantalla.
La palabra “deporte” inmediatamente nos remite a cuestiones como actividad física, salud, buena condición y bienestar. Nos hace pensar en competencias atléticas donde se premia al más rápido, al más fuerte o al más resistente. Definitivamente la idea general que tenemos de los deportes se aleja mucho del sedentarismo, la ociosidad y el reposo. En primera instancia puede resultar difícil relacionar a los videojuegos con cualquier cuestión deportiva. De hecho, resulta hasta contradictorio.
Los argumentos para desacreditar por completo a los Esports dentro del mundo de los deportes parecen evidentes y contundentes. Sin embargo, es posible hacer un análisis más profundo sobre la naturaleza de las competencias deportivas y las características de los considerados “deportes”. Partir de esto para repensar el tema y quizás encontrar argumentos que efectivamente acrediten a los Esports como parte de las disciplinas deportivas y sus respectivos eventos.
Para empezar, es necesario preguntarse por la definición de la palabra “deporte” y lo que implica dicho concepto.
La RAE nos arroja las siguientes definiciones:
1. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
2. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.
Inmediatamente brincan cuestiones como “actividad física”, “ejercicio físico” y “al aire libre”. Parece correcto dejar completamente fuera a los videojuegos de todo este asunto. Pero ahora pensemos por un momento en estos casos, que son mundialmente conocidos como deportes o que se relacionan fuertemente con el mundo deportivo: el tiro con arco, tiro con rifle y el golf, que de hecho son deportes olímpicos; el boliche, los dardos y el poker son recurrentes en las transmisiones de canales deportivos; el ajedrez, conocido como “el deporte ciencia”; el curling, que es un deporte de invierno. Estos son solo algunos ejemplos de disciplinas competitivas consideradas como deportes y que podrían no respetar del todo la definición de dicho concepto, considerando que no existe en ellas gran actividad física.
No es mi intención aquí menospreciar alguna de estas disciplinas, ni a aquél que las practica. Más bien, preguntarnos sobre aquello que realmente define a un deporte. ¿Qué características debe tener una actividad competitiva para que podamos llamarla “deporte”? ¿Dónde está la línea que divide a los deportes de los “no deportes”?
El Comité Olímpico Internacional (COI) se ha dado a la tarea de seleccionar y discriminar las actividades y competencias que formarán parte de las olimpiadas cada 4 años. Una regla que han dejado muy clara es que aquellas que se basan en propulsión mecánica o algún tipo de motor no pueden formar parte del evento, es por esto que no vemos carreras de automóviles en los juegos olímpicos. Tampoco se consideran olímpicas aquellas competencias en donde se haga uso únicamente del cerebro (el ajedrez, por ejemplo), reafirmando el hecho de que la actividad física es una cuestión indispensable. Se establece también que, para que una disciplina sea considerada como deporte olímpico, esta debe de ser practicada en cierto número de países y en la mayoría de los continentes, es decir que debe tener presencia alrededor del mundo. Existen más requisitos, pero estos me parecieron pertinentes respecto al tema.
Definitivamente el COI resulta una voz de autoridad en todo esto y, de hecho, no considero que estén realizando un trabajo errático o deficiente en su selección de actividades a formar parte de los juegos olímpicos. Pero, a final de cuentas y a pesar de todo lo que implican históricamente y a nivel mundial las olimpiadas, tan solo son un evento y no pienso que este deba determinar o definir la idea y el entendimiento que tenemos sobre un fenómeno de tal importancia y magnitud como el de los deportes.
Pero entonces ¿por qué se llaman Esports? ¿Por qué se incluye la palabra “deportes” dentro de su nombre? ¿No podrían solo llamarse competencias de videojuegos?
Es necesario tomar en cuenta que no es algo sencillo, ni mucho menos, el hecho de destacar en un Esport. Se requiere de habilidad, estrategia, constancia y muchas horas de práctica y entrenamiento, además de estar continuamente compitiendo y midiendo tu rendimiento con respecto al de los demás. En muchos de estos videojuegos, los reflejos y la velocidad de reacción juegan un papel de vital importancia para tener el mejor desempeño, cuestiones que se desarrollan con la práctica. No hace falta mencionar que son disciplinas practicadas por un gran número de personas en el mundo, lo cual evidentemente aumenta el grado de dificultad al momento de buscar estar en los primeros lugares.
Los Esports exigen de un rendimiento óptimo para poder competir al más alto nivel. El desgaste y el proceso por el que pasa un “e-athlete” puede perfectamente compararse con el de un atleta de primer nivel, si pensamos en cuestiones como la disposición, la práctica constante, la mejora de rendimiento y la preparación para eventos donde se competirá con personas que han pasado por el mismo proceso. La presión a la que está sometido un atleta digital es muy similar a la de un deportista profesional. Es en este sentido que podemos empezar a encontrar similitudes entre estos mundos y relacionarlos. Pero, sobre todo, podemos otorgarle a estas nuevas disciplinas la seriedad que merecen, además de legitimidad absoluta.
Por otro lado, es importante señalar que el deporte goza de cualidades y características que le han otorgado un estatus de bienestar y salud dentro de la sociedad. Un prestigio que enaltece a todo aquel que hace deporte, no por el hecho de competir, sino por llevar una vida activa, sana y provechosa. Los Esports difícilmente podrán ocupar un lugar en este rubro, ya que nunca tendrán estas propiedades y virtudes (por lo menos los Esports como los conocemos hoy en día), con las cuales los deportes se han vanagloriado. Es justamente en este sentido que se puede marcar una línea tajante entre ambos tipos de disciplinas competitivas.
No pienso que sea adecuado incluir a los deportes electrónicos dentro de los juegos olímpicos o en general en los eventos de “deportes tradicionales”. Efectivamente existe una diferencia esencial, por lo que es natural y conveniente mantenerlos separados y delimitados. Lo que sí considero, es que debe de reconocerse la legitimidad de los Esports como disciplina y evento competitivo, así como el gran mérito de sus participantes y campeones.
No me parece casualidad, ni mucho menos, que el término Esports lleve dentro la palabra “deportes”. A fin de cuentas estamos hablando de competencias con alto grado de dificultad en donde los participantes cuentan con técnicas, recursos y habilidades desarrolladas a través de la práctica y muchas horas de entrenamiento. Si bien puede ser cierto que todo el proceso de un atleta digital se realiza sentado frente a un monitor y sin actividad física, no se le puede restar mérito a todo aquel que practique y destaque en alguna de estas disciplinas.
Personalmente considero a los Esports como un tema fascinante y del cual estamos siendo espectadores tan solo de sus inicios. No sabemos hacia dónde evolucionarán este tipo de competencias ni cuál será su destino, pero podemos suponer que tienen un terreno fértil por delante y que disponen de muchas posibilidades para ofrecer nuevas experiencias. Hay mucho por explorar todavía con los Esports, mucho por descubrir y seguramente mucho con lo cual nos van a sorprender. No debemos descartarlos en ningún sentido.
Referencias:
https://www.rae.es/drae2001/deporte
https://www.bbc.com/mundo/deportes-38484277
https://www.britannica.com/story/how-are-sports-chosen-for-the-olympics