Las condiciones que imperan en la actualidad demandan una nueva forma de llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje para el campo de la educación en todos sus niveles, desde la educación básica hasta niveles de posgrado. El ajuste a nuevas plataformas de difusión y maneras de llevar a cabo dichos procesos revelan deficiencias profundas en las formas tradicionales de enseñanza, y demandan a marchas forzadas la generación de nuevas y eficientes alternativas. Esto debido a que se necesita hacer frente a los retos que representa, no solo la contingencia sanitaria que avasalla el panorama actual, sino estas grietas subyacentes en el sistema educativo. Estas grietas pueden ser consideradas áreas de oportunidad y representan marcados desafíos para los profesionales de la educación, así como para los estudiantes y su enigmática adaptabilidad a estos drásticos vaivenes de la educación remota.
La disrupción causada por las medidas de resguardo sanitario ha puesto de manifiesto la adaptabilidad del sistema educativo y el desarrollo de múltiples canales y herramientas para hacer frente a estas condiciones atípicas. De manera que, las clases en línea mediante plataformas virtuales y el aumento de la carga de trabajo a través de lecturas de comprensión, han sobresalido vertiginosamente dentro de las estrategias de aprendizaje remoto como la vía principal de reacción ante la emergencia. Sin embargo, la calidad y eficacia de los métodos empleados debe ser reflexionada en términos de las siguientes preguntas: ¿qué tanto se apropia el receptor de la información o estudiante de los contenidos a través de estos canales y su forma de implementación? y, del otro lado de la pantalla, ¿qué tanto son aprovechados y qué tanto son correctamente utilizados estos canales por parte de los emisores de la información?
Lo anterior destaca el papel de los alumnos, siendo necesariamente considerado su rol como fundamental para el proceso de innovación y resiliencia ante las situaciones adversas que enfrenta la educación remota. Los alumnos conforman el pilar del proceso educativo, a través del desarrollo de un carácter autodidacta, cultivando sus habilidades de investigación y de posición crítica ante la selección de información que sea de utilidad para su propio desarrollo intelectual. Así mismo, se desarrolla en ellos la capacidad de análisis ante una gran cantidad de información disponible.
Por otra parte, la tecnología y el constante desarrollo de esta surgen como la principal herramienta y alternativa no solo de carácter competitivo dentro de un marco global donde circula la información, sino de carácter fundamentalmente colaborativo en términos de la creación, edición y difusión de contenidos educativos. Estos contenidos son relevantes para la formación profesional, y su estructura ha cambiado de ser presencial a estar basado en las tecnologías de la información y comunicación cada vez más sofisticadas. Esto demanda no solo emisores de información con conocimientos sólidos del tema, también la capacidad de estos para comunicar de manera concreta, eficaz y contundente la información a través de los nuevos canales derivados de la innovación tecnológica de los contenidos de aprendizaje.
Los contenidos de la educación virtual deben ser, en esencia, flexibles, maleables, reutilizables y colaborativos, buscando que cuenten con complementos de la información, haciendo referencia a otros contenidos y estructurando los materiales con un carácter efímero. Es decir, deben estar en actualización cosntante en cuanto a su contenido temático, como también a la manera en la que son presentados y expuestos. Esto propicia un desarrollo y mejoramiento continuo, teniendo como norte y como objetivo central la apropiación del conocimiento por parte de los alumnos.
En línea con lo anterior han surgido varias propuestas de valor en cuanto a la revolución en la manera de enseñar, y más específicamente a la educación virtual. Entre ellos, están los cursos denominados MOOC[1] (por sus siglas en inglés) que, si bien fueron creados con un objetivo educativo de inclusión, su popularidad y efectividad se ha disparado en los últimos años. Resaltando, para efectos de los temas aquí tratados, el formato bajo el cuál se estructuran estos cursos. Son, por lo regular, video-lecciones de corta duración donde se aborda, de manera breve pero consistente, temas que incluso pueden llegar a ser demasiado complejos o sofisticados, pero que son aterrizados de manera precisa por profesionales de cada campo. Adicionalmente, este método no posee una barrera a la replicación como puede ser derechos de copyright, licencias o propiedad intelectual para llevar a cabo esta metodología, lo cual representa un área de oportunidad para explotar este recurso. Otro aspecto destacable es la posibilidad que tienen los profesionales de la educación de diferenciar su contenido y su forma de abordar y comunicar el tema, agregando valor a las video-lecciones.
Estos son algunos consejos para quien pretende transmitir información y conocimientos sintetizándolos en contenido virtual:
- Hacer una propuesta innovadora y que capte la atención de los alumnos.
- Elaborar materiales de repositorio como medidas de reacción para eventos fortuitos.
- Buscar o desarrollar contenido complementario para la aprehensión de la información transmitida.
- Crear material colaborativo y actualizable que incentive el ánimo de investigación e innovación en los temas relacionados.
En línea con lo anterior, (Zambrano, 2017) menciona en el blog “edX” (principales pioneros de la aplicación de cursos MOOC y cuyo desarrollo es elaborado por una colaboración de la Universidad de Harvard y el MIT), que esta estructura de cursos dota de opciones de aprendizaje que complementan conocimientos esenciales y demandadas por el mercado laboral actual. Sus principales atributos son la flexibilidad de acceso desde cualquier dispositivo móvil, el enfoque específico de las lecciones, la interacción multicultural de los foros de estudiantes. Todo esto promueve la cooperación y cohesión social con contenidos abiertos a los que su acceso no es meritorio ni esta condicionado a un proceso de admisión.
La innovación tecnológica y las condiciones actuales nos exigen desarrollar medidas que se adapten al entorno existente y que nos permitan continuar el camino hacia la mejora continua y que el alumno construya su propio conocimiento, siempre apoyado de recursos educativos cada vez más amplios y guiados por profesionales de sólidos conocimientos y experiencia.
La tecnología no desplazará el elemento presencial de interacción social necesario de las clases como se conocen, debe complementar a estas en beneficio del estudiante para la aprehensión del conocimiento. También debe abonar a los emisores de información en cuanto a su modernización y manejo de herramientas de actualidad. De manera que, en la medida que el elemento presencial y las tecnologías de la información converjan, doten a los profesores de mejores competencias para que puedan transmitir su conocimiento de manera, no solo eficiente, sino contundente. De esta foma sumarán al perfeccionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de manera iterativa tal como lo imperan las condiciones del presente.
Referencias
Zambrano, E. (08 de Noviembre de 2017). Edx Blog. Obtenido de Edx Blog: https://blog.edx.org/algunos-beneficios-de-los-moocs-cursos-online-masivos-y-abiertos/
[1] Para saber más acerca de los MOOC y su funcionamiento visita https://mooc.es/que-es-un-mooc/
- La creación de contenido para la educación remota: retos y tendencias - septiembre 9, 2020